Travesía transfronteriza por el puerto de Salcorz

Travesía transfronteriza por el puerto de Salcorz

 

Foto de grupo en las granjas de Moudang

El pasado domingo, una veintena de excursionistas realizamos una bonita travesía de montaña desde el valle de Parzán, en Bielsa, al valle de Moudang, en la vertiente francesa de la cordillera pirenaica. Cruzamos la frontera por el puerto de Salcorz, al que nuestros vecinos denominan port de Héchempy y que en la zona de Bielsa también se conoce como el puerto del Burro, por su silueta en forma de albarda invertida. Este paso montañoso, situado a 2.470 m. de altitud, fue utilizado a principios del siglo XX para transportar a Francia por cable aéreo el mineral de plomo y plata que se extraía de las minas de Parzán. Tanto en lo alto del puerto como en el inicio del descenso por el lado francés, quedan aún algunos restos herrumbrosos de aquel mecanismo de transporte de tiempos no tan lejanos.
La excursión estuvo organizada por el club Montañeros de Aragón de Barbastro y en ella participamos tres miembros del Centro Excursionista Ribagorza de Graus, que nos incorporamos en Aínsa al autobús que a las siete de la mañana había salido de la capital del Somontano. A las 8.30 horas, el autobús nos dejó un kilómetro antes de la boca sur del túnel de Bielsa, junto a una visera antialudes a cuya izquierda queda una pequeña explanada donde hay un panel informativo y pueden aparcar varios vehículos. En el lado derecho de la carretera, y con marcas blancas y amarillas, a 1600 m. de altitud, arranca el PR-HU181, señalizado hasta la cima del puerto por el lado español. El sendero arranca en fuerte subida y durante todo el primer tramo, que hicimos siempre por la sombra, recorre un espeso bosque de pino negro. Junto a una bonita cascada, cruzamos el barranco de Salcorz y salimos a zona abierta y herbosa, con bastantes rododendros, desde la que fuimos teniendo estupendas vistas de los valles de Pinarra y Barrosa, del puerto Viejo y de los picos Robiñera y La Munia. Sobre las once de la mañana, llegamos al pequeño ibón de Salcorz, donde hicimos una pequeña parada para reponer fuerzas y continuar la subida. Tras varios zigzags por camino algo desdibujado entre la hierba, a las doce alcanzamos el puerto de Salcorz, junto al pico del mismo nombre que brillaba a nuestra derecha. Algo más al oeste, y no visible desde el puerto pero sí desde buena parte de la subida, destaca el pico Bataillence.
En el puerto hicimos una nueva parada y disfrutamos de amplias vistas de las dos vertientes del Pirineo, contemplando ya el valle de Moudang por el que íbamos a bajar y comprobando que el día estaba absolutamente despejado en ambos lados de la cordillera. No hay camino visible en el primer tramo de descenso, así que bajamos campo a través por terreno herboso y no demasiado incómodo. A nuestra izquierda dejamos el Lac de Héchempy que, escondido en una elevada cubeta, no llegamos a ver en ningún momento. Tras un rato de descenso, conectamos con un sendero estrecho que, entre grandes matas de rododendro y algunos serbales silvestres, ya pudimos seguir sin mayores problemas. Atravesamos varias veces el barranco que baja desde el lago y aumenta su caudal con las aguas brotadas de una curiosa surgencia en la roca y, ya casi llaneando, a las tres de la tarde, llegamos a las granjas de Moudang (Granges du Moudang), una agrupación de alrededor de una docena de bordas de montaña que, a 1.560 m. de altitud, tendrían en su momento gran importancia como lugar de pastos estivales para el ganado. Junto a una de las tres bordas nuevas, construidas algo alejadas del grupo original, hicimos la parada para comer y hacernos una foto de grupo.
Por una pista de 5,5 km que transita por un precioso, húmedo y sombrío bosque de hayas y abetos, bajamos hasta el puente de Moudang, un área recreativa, a 1053 m. de altitud, junto a la carretera que lleva a Saint-Lary. Habíamos recorrido 16 km (5,5 de subida y 10,5 de bajada) en algo más de ocho horas con numerosas, y a veces largas, paradas. Según el GPS, el desnivel acumulado de subida había sido de 1.062 m. y el de bajada, de 1.584 m. Tras mojarnos los pies y refrescarnos un poco en las frías aguas del río, volvimos a España en autobús, cruzando ahora la frontera por el túnel de Bielsa.
Carlos Bravo Suárez

Fotos  https://photos.app.goo.gl/9ibPgXeC6fEa87r62


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