El santuario del Pueyo de Barbastro acogió el LIV Belén Regional de la FAM

Por tercera vez en la larga historia de los belenes federativos, Montañeros de Aragón de Barbastro ha reunido al montañismo aragonés en un belén muy especial. Cierto es que tenemos en nuestro territorio rincones y parajes únicos donde ofrecer cobijo al humilde portal navideño pero en esta ocasión ha sido en la casa de nuestra madre y Santa patrona, la Virgen del Pueyo. Quizá queríamos rememorar aquel extraordinario belén del año 2001, vivido sobre un extenso manto de nieve que cubría todo el Somontano y que nos hizo sentir muy unidos sobre un mar de nieblas muy apretadas bajo el monasterio.

Hoy la niebla no ha querido dejar paso al Sol pero qué más da…, somos montañeros y convivimos desde siempre con las intemperies sean del cariz o del color que sean. Además, ante la sentida ausencia de nuestro capellán, Don Pedro Escartín , que debía atender menesteres parroquiales al sur de la Diócesis , hemos acogido a nuestro nuevo Obispo, Don Ángel, al que hemos encontrado emocionado y vibrante con los marchadores, auténticos peregrinos hacia el santuario mariano .

Casi con puntualidad británica se han sucedido las etapas previstas en el programa y los invitados venidos fundamentalmente de Zaragoza se han paseado ya desde los primeros instantes por el centro de la ciudad ascendiendo poco a poco por la calle mayor hasta el barrio del Entremuro, en pleno casco antiguo. Una vez rebasada la cruz de Santa Bárbara tomábamos el camino de los Canónigos recién remozado por las máquinas esta misma semana y por él, una larga fila de senderistas se sorprendía ante las bellezas típicas del paisaje más habitual de nuestra comarca: carrascas, oliveras y cepas, perfectamente dispuestas en equilibrio , salpicaban entre tonos terrosos los sementeros que ya verdean, recién nacidos , a orillas del camino mientras la suave cuesta calentaba , a base de latidos firmes , estos corazones habituados al sacrificio y al esfuerzo .

Casi cuatrocientos montañeros se aupaban sobre las doce del mediodía hasta la cima de nuestra querida montaña, verdadera atalaya en torno a la que la niebla imponía su ley .El frío y la humedad porfiaban por enturbiar las siluetas de los recios muros en este milenario monasterio . Pero el entusiasmo ya se apoderaba de la concurrencia cuando un humilde obsequio, a base de madalenas con vasito de vino moscatel, caldeaba los prolegómenos de una misa tan solemne como integradora. Oficiada por nuestro obispo y por el padre prior de la congregación del Verbo Encarnado, ha entrelazado entre la concurrencia sentimientos y recogimiento sólo rotos cuando, al final, unos villancicos recordaban la incipiente Navidad.

De vuelta a la puerta del sol a la hora que se había previsto, una pequeña caravana de autobuses nos devolvía al pabellón de la feria para seguir cantando villancicos y sentarnos a la mesa en la que como ya anunciaba nuestro presidente, José Masgrau, volvíamos a tener junto a nosotros a las máximas autoridades locales otra vez en pocos días porque escuchan siempre las invitaciones de los montañeros con singular prestancia y corresponsabilidad.

Hasta el último instante de una jornada inolvidable, hemos sentido revivir una vez más el característico ambiente fraternal y solidario que acompaña siempre las excursiones. Quizá sea por esto que renovamos el compromiso con la ciudad y con nuestros socios en torno a las montañas siempre en buena compañía y con el mejor de los espíritus del asociacionismo voluntario. ¡Feliz navidad a todos…!

Pedro Solana.

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