Gruta helada de los Lecherines, mayo 2010

Gruta helada de los Lecherines,  mayo 2010

Tras haberla suspendido una vez por amenaza de mal tiempo (que al final no fue amenaza, sino que se confirmó), al parecer cayeron una serie de tormentas por la zona. Como decía, tras haberla suspendido una vez, la segunda salió, aunque Agustín se presentó en el aparcamiento con unas previsiones del tiempo que quitaban las ganas de ir, unido además a que cuando nos convocó, nos dijo que cogiésemos los grampones, piolet y ropa de abrigo. Así que con estas salimos hacia Canfran.

Cuando empezamos la marcha nada hacia sospechar la que nos esperaba allá arriba, solo unas ráfagas de viento de vez en cuando y la baja temperatura, pero eso para un montañero no es nada.

El camino empieza con una fuerte subida por una zona boscosa al borde de un barranco, se sigue entre bosques hasta que se llega a las inmediaciones del refugio de Gabardito, que está a 1500 metros, aquí descansamos un poco, y ya empezaba la cosa a ponerse mal, pues ventisqueaba y la nieve que caía iba cuajando, la temperatura era baja y la sensación térmica muy baja.

Desde el refugio, se sigue un camino mas llano entre bosques también y cruzando varias barranqueras, en dos de ellas se habían producido aludes posiblemente en este invierno pasado, llegamos a un circo en el cual hay otro refugio y a su lado una caseta de pastores, aquí nos pusimos las polainas, el tiempo seguía igual, de vez en cuando la ventisca arreciaba y se hacia incluso difícil andar, cruzado este circo en dirección este, enseguida empezamos ascender por una palas de nieve recién caída, la zona no revestía mucho peligro salvo en algunos sitios como al lado de las rocas pues había rimayas y podías hundirte en ellas, o algunas zonas con hielo.

Poco a poco llegamos a la boca de la gruta, no sin un gran esfuerzo por parte del que iba abriendo huella y por los que le seguíamos puesto que durante mucho rato ascendíamos por la zona como si subiésemos escaleras del desnivel que tenia la pala.

Tras bajar por una cuerda quitamiedos que nos había puesto Agustín, llegamos al interior de la gruta; nos sorprendió lo bonita que es y la cantidad de hielo que tiene, según Agustín este año hay poco, a mi que no la había visto antes me parecio que tenia mucho, jugando con las formas de estalactitas y estalagmitas como cualquier cueva, el hielo se transforma en columnas esbeltas y en carámbanos puntiagudos que amenazaban con desprenderse, también hay trozos en el suelo de una plasticidad y color sorprendentes. Hay que moverse con cuidado para no caer y también hay que evitar caer en cualquiera de las simas que tiene la gruta, aunque estas están casi tapadas por gruesas capas de hielo.

Satisfechos de haber podido llegar y sorprendernos una vez mas con lo que nos depara la naturaleza, emprendimos la vuelta.

Seguimos envueltos en ventisca a la que se le añadió un rato de niebla, con lo que cabe deducir que andar por la nieve se hizo harto difícil puesto que no se distinguían las dunas que hace la nieve. Poco a poco se va despejando el tiempo, a la vez que nos íbamos acercando a la zona donde estaba el gran desnivel, con el temor en el cuerpo y viendo que por donde teníamos que bajar parecía totalmente vertical, me vino nuevamente al pensamiento las palabras que un día me dijo un guía de montaña (creo que ya lo he explicado en otro relato anterior) “ la montaña aunque parece vertical se inclina para evitar que te caigas”, y así fue, clavando tacones se bajaba bien aunque en un punto determinado Agustín debió de ver las caras de miedo que poníamos, pues puso nuevamente la cuerda quitamiedos, y con ella debajo del brazo la bajada fue incluso divertida.

En la zona donde se sitúan el refugio y la caseta de pastores paramos a comer y descansar un poco, el tiempo aunque seguía el aire intenso, se tornó mejor, salió el sol y así continuamos hasta llegar a los coches.

En cuanto pudimos nos paramos a tomar algo en un bar de Villanua, casi todos coincidimos en tomar algo caliente, porque la opinión general era que habíamos pasado mucho frío aunque en algún momento nos sobrase algo de ropa. Paseamos los grampones y el Piolet pero ser precavido es importante cuando vas a la montaña. Y…………… muy cansados, pero muy contentos y una vez mas habiendo comprobado que las previsiones de Agustín se cumplen, llegamos a Barbastro con el pensamiento ya en la próxima!!!!.

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